Logística Hospitalaria

Los esquemas de compras, la facturación de servicios, los modelos analíticos de cada hospital, las políticas, los objetivos y los modelos de auditoría son – en palabras de expertos – elementos fundamentales para el funcionamiento normal de los centros de salud.

Teniendo en cuenta el importante servicio que prestan las instituciones médicas – en donde cualquier error puede incidir en la vida de los usuarios – es necesario que la logística de estas entidades funcione con total precisión para que no se vea interrumpido el abastecimiento de las mismas.

Por esto se evidencia una creciente implementación de sistemas ERP y SCM y del control de la cadena de abastecimiento, considerando a la logística como la herramienta idónea para el desarrollo de las operaciones de los hospitales y para cubrir los requerimientos del personal de este sector al garantizar la disponibilidad de insumos sin descuidar la calidad de estos.

En los últimos años los organismos encargados de la gestión de centros médicos han podido comprobar que los servicios no ligados directamente a las actividades sanitarias (alimentación, logística, lavandería y mantenimiento, entre otros) brindan grandes posibilidades de mejora al revisar sus prácticas operativas sin descuidar la propia labor de los hospitales.

Dentro de dichos servicios está la logística hospitalaria que está dirigida a proveer eficazmente los medicamentos y productos sanitarios que se necesitan para brindar una adecuada atención a los pacientes.

En el Gráfico No.1 se observa un esquema de las principales actividades de una clínica.

Gráfico No.1

Swinheart (1995) hizo la siguiente descripción de las labores que aparecen en la figura anterior:

Logística Interna: Reúne las operaciones de compras, recepción, almacenamiento y distribución de los insumos empleados dentro de los procesos internos de la institución médica. A esta categoría también se le conoce como Logística Hospitalaria.

Gestión de la Demanda: Contempla el análisis, planeación y asignación de los recursos necesarios para adquirir productos y servicios.

Servicios Operativos: Consiste en los procesos y labores internas que soportan la permanencia del paciente en la clínica.

Logística Externa: Se relaciona con las actividades de seguimiento médico al usuario.

Servicios Auxiliares: Cubre las tareas que se llevan a cabo dentro del hospital (restauración, servicios religiosos y tiendas, etc.).

En lo que se refiere a instalaciones logísticas los expertos del sector mencionan que la mayor parte de los centros médicos cuentan con una infraestructura obsoleta que ha sido superada por la dinámica diaria y por ende, no son suficientes para cubrir sus necesidades particulares.

Profesionales aseveran que la logística – dentro de un hospital – no se relaciona estrictamente con servicios de apoyo (dentro de los que se pueden mencionar reparto, almacenes, farmacia y distribución interna) sino que impacta directamente a los servicios brindados a los pacientes en planta, consultas o bloque quirúrgico.

El impacto de la logística en la estructura de costos de un hospital – según Chow y Heaver – aparece en el Gráfico No.2.

Gráfico No.2

El sistema logístico de una entidad de salud está conformado por puntos de producción, almacenamiento, transporte y manejo de la información que se genera en la clínica. Es necesario que estos elementos se relacionen para que puedan cubrir las necesidades de la demanda interna controlando costos y manteniendo altos niveles de calidad.

Dos elementos fundamentales dentro de la logística de las entidades del sector de la salud (especialmente las vinculadas al área farmacéutica) son la visibilidad y la trazabilidad; para poder mantener estos parámetros en los niveles deseados se han  creado diferentes software que controlan – por ejemplo – lotes de medicamentos y su respectiva caducidad.

Es aquí donde los códigos de barras y la radiofrecuencia se convierten en aliados primordiales para el manejo de los insumos del sector hospitalario porque hacen posible la serialización (definición de códigos aleatorios), identificación (puede ser en 2D), registro seguro en puntos de venta e implementación de códigos de serialización al comienzo de la línea de producción para facilitar el seguimiento de los productos farmacéuticos.


 Dos elementos fundamentales dentro de la logística de las entidades del sector de la salud (especialmente las vinculadas al área farmacéutica) son la visibilidad y la trazabilidad


Voceros de la firma Zetes España aseveran que el entorno farmacéutico obliga a ofrecer un nivel de servicio superior al que se busca en otros sectores. La cadena logística debe estar en capacidad de realizar despachos a nivel nacional y en tiempo récord.

Asimismo las Directivas de la Unidad de Negocio de Farmacia, Industria y Tecnología de FCC Logística consideran que al tratarse de artículos destinados al consumo de las personas que buscan mejorar su salud se tiene que manejar una operación que satisfaga los requerimientos especiales de dichos productos; por lo cual es necesario contar un unas condiciones específicas de almacenamiento, manipulación y transporte que deben ejecutarse a través de prácticas con calidad garantizada.

En este punto también se deben considerar las condiciones de conservación de los medicamentos, lo que ha dado paso al surgimiento de compañías que ofrecen soluciones de almacenamiento a temperatura controlada (-25°C, 2°C u 8°C, por ejemplo) y áreas especiales para productos que requieren mayores restricciones de seguridad.

A propósito de la logística inversa, Oscar López – Responsable de marketing de Integra2  – considera que ésta se debe gestionar como cualquier otro envío.

En lo que respecta a productos termolábiles u otros medicamentos que son devueltos a su origen, estos normalmente son destinados al laboratorio para que se proceda a su destrucción de acuerdo con los protocolos sanitarios establecidos.


Bibliografía

•Ozores Massó, Borja. Logística Hospitalaria. MARGE BOOKS.

•“Rapidez y Visibilidad, Fundamentales en la Logística Farmacéutica”. Revista Logística Profesional. Número 172. (Enero de 2012).


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