Para definir cuál es el rol de las mujeres en la logística nos preguntamos si poseemos habilidades que destaquen y aporten al sector logístico, un mundo donde se aprecia la fuerza y la razón.
Por: Maria Ángela Soto
Consultora en Felicidad
Esto no se trata de un escrito sobre igualdad o equidad, pese a que varios estudios digan que hoy las mujeres tenemos mayor participación en las áreas de operaciones y logística; algunos hablan hasta del 45%. Pero no, esto no es sobre género y sus derechos. Simplemente quiero escribir sobre mi experiencia y lo fascinante que es para mí trabajar en un ambiente que fue dominado por los hombres durante muchísimo tiempo.
Escribo sobre lo complicado que es abrirse un camino, en especial porque no solo debes demostrar tus capacidades, sino vencer prejuicios. Me tocó trabajar el doble, sobre todo cuando daba mis primeros pinos logísticos hace unos 15 años, en donde además de ser mujer era una muchachita pasando los 20 años que tenía el compromiso de ser una gran profesional. Debía integrarme a una operación en donde reinaba la experiencia, la inteligencia y la fuerza liderada por hombres empíricos que me miraban como un bicho raro o como si se me hubiera perdido algo en el escritorio.
Mis inicios como logística
Tal vez uno de los momentos que más ha marcado mi vida profesional fue cuando en un centro de distribución me abordó un operario y me dijo: “¿Usted cree que una niñita bonita como usted va a poder cuadrar este inventario? ¡Esto lleva años así y no han podido! Es más, ¿Sabe cuántos hombres lo han intentado? ¡Pobrecita!, le deseo suerte, pero se acordará de mí.”
Aunque esas palabras me intimidaron bastante, supe ser fuerte; respiré muy profundo, sonreí y seguí mi camino. A partir de ese momento mi reto fue mayor. Me sentí desafiada y responsable por demostrar que lo iba a lograr y que lo de “niñita” era una ventaja que iba a aprovechar.
Al inicio fue un tanto complicado y como que la iba embarrando. Intenté actuar como hombre e incluso eliminé de mi vestuario la falda y el vestido para darle espacio al pantalón y a las botas con puntera, creyendo que si me parecía a ellos sería insensible e inquebrantable y así tendría más cabida en este mundo. A los pocos meses entendí que ese no era el camino, pues si quería ganarme el respeto, la confianza y el apoyo de mis compañeros, colaboradores y superiores, tendría que ser yo misma y sobre todo aprovechar las ventajas. Debía destacar lo que soy, una mujer con todo y falda.
No les miento cuando les digo que tuve que trabajar de más para demostrar mis capacidades, pero el haberme ganado la credibilidad de mi equipo de trabajo fue la mejor recompensa. Desde ese momento todo fue más fácil y cualquier cosa que hacía resaltaba por los resultados.
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El resultado de mis aprendizajes
Me permití ser dama, haciendo entender el límite de la confianza y el valor del respeto. Aprendí a gestionar mis emociones, es decir, que puedo sentir rabia, frustración, tristeza, ternura, entusiasmo, etc, y puedo expresarlas en su justo momento y medida.
Tengo la convicción de que la mujer dentro de este campo tiene varias cualidades que superan las de los hombres:
- La mujer es más resistente al trabajo de pie, sobre todo en labores como picking o alistamiento de pedidos.
- La mujer es más efectiva en labores y actividades repetitivas. El hombre se distrae más, en especial cuando realiza tareas como verificación de datos, clasificación de mercancías, etiquetado, muestreo de calidad, etc.
- La mujer es menos susceptible a la corrupción pues piensan más antes de aceptar sobornos o propuestas de actitudes no éticas, por lo que son muy “calidosas” en las actividades de recepción y despacho, dos de las actividades en las que se requiere además de concentración en la tarea, honestidad a toda prueba.
- Me gusta pensar que soy pionera en un mundo donde era extraño para muchos proveedores sentarse a negociar con una mujer fletes, equipos y servicios; llegar a los congresos y ver tantas mujeres destacando su feminidad y distinguiendo las habilidades de negociación, liderazgo y planeación, siendo reconocidas en el medio como pilares para el aporte de una región que necesita unir fuerzas para ser competitiva.
Mi mundo ideal es la combinación perfecta de mujer y logística, pues tenemos la oportunidad de resolver conflictos, tomar decisiones, gestionar, administrar y estar rodeadas de hombres. Un paraíso para desarrollar y potencializar habilidades, siempre con una sonrisa y la falda bien puesta.