Cómo se enfrentan los episodios de contaminación atmosférica y ejecutan medidas económicamente viables para el sector logístico
La contaminación habitual, sumada a los cambios en las condiciones atmosféricas, pueden llevar a una ciudad a declarar periodos de contingencia ambiental que obligan a adoptar medidas para contrarrestar los efectos. Normalmente estas medidas afectan mucho más al sector logístico, pero existen acciones preventivas y correctivas que no solo reducen las emisiones de contaminantes, sino que también pueden generar reducción de costos y optimización de recursos en sus procesos.
Por: Gustavo Londoño Gaviria
Subdirector Ambiental (E) Área Metropolitana Valle de Aburrá
Es conocido que en todas las ciudades del mundo se emiten considerables cantidades de contaminantes que afectan la salud y contribuyen con la modificación del clima por los gases de efecto invernadero, asociados especialmente a los procesos de combustión.
En los centros urbanos una porción considerable de esta contaminación es aportada por el sector transporte; por ejemplo, se estima que en el Valle de Aburrá el transporte de carga emite el 54% de un total de 1840 toneladas de material particulado ultrafino (menor a 2.5 micras -PM2.5-), de acuerdo con el inventario realizado en 2015 por la Universidad Pontificia Bolivariana, en convenio con el Área Metropolitana del Valle de Aburrá.
Ante esto, en 2017 se firmó el Acuerdo Metropolitano No.16 para el Plan de Gestion Integral de la Calidad del Aire PIGECA que contempla diferentes medidas de reducción para el sector logístico a mediano y largo plazo.
Dentro de estas medidas está la creación de políticas que ayuden a reducir el impacto ambiental del transporte de carga y volquetas; se crea un programa integral de inspección de emisiones y mantenimiento vehicular; y se diseña un espacio de capacitación en conducción ecoeficiente.
Adicional a esto, con el PIGECA se motiva la introducción acelerada de vehículos de ultra bajas emisiones y emisiones cero y la instalación de filtros de partículas (DPF) y otras tecnologías certificadas de prevención de emisiones y postratamiento de emisiones; se evalúan las políticas de gestión de la demanda y se gestiona integralmente la logística del transporte de carga y volquetas en el Valle de Aburrá.
Aún con todas estas medidas, existen épocas en las que la contaminación aumenta en el Valle de Aburrá, esto por las emisiones contaminantes enfatizadas por condiciones meteorológicas como el estancamiento atmosférico, fenómeno que atrapa los contaminantes y los retiene por tiempos mayores a los habituales.
Esto genera condiciones de contaminación aguda que pueden afectar la salud de la población y el deterioro de la vegetación, por lo que se hace necesario encontrar alternativas que reduzcan las emisiones de forma inmediata o en el corto plazo, especialmente en las horas de mayor congestión.
La experiencia que se ha tenido desde entonces en el Valle de Aburrá sirve de ejemplo para otras ciudades. Y es que, en los últimos años, con la necesidad de combatir los efectos que deja la contaminación y las condiciones atmosféricas en dos periodos particulares del año, sin afectar completamente los procesos logísticos de la ciudad, se han aplicado medidas enfocadas en el sector transporte y que ayudan a la reducción de emisiones contaminantes.
No todas estas medidas son diseñadas para el corto plazo, pero sí se pueden implementar en un corto periodo de tiempo, permitiendo adaptar los procesos logísticos a las necesidades particulares de una ciudad que pasa por una contingencia ambiental.
Lo primero que se recomienda a las empresas de transporte, propietarios de vehículos de carga y al sector en general es realizar el mantenimiento preventivo de los vehículos de tal manera que no tengan emisiones visibles, seguido por la abstención de modificar el sistema de inyección de combustible, de tal manera que se cumpla con la relación aire/combustible.
Se recomienda también usar combustible de alta calidad, aunque esto podría ser un poco más costoso, pero también beneficia con un menor consumo y reducción de emisiones. Así mismo las condiciones mecánicas de la carrocería deben estar ajustadas para evitar fugas o desgastes innecesarios.
Además, las medidas contemplan el no sobrecargar los vehículos, esto aumenta el consumo de combustible y con ello, una mayor emisión de gases contaminantes; y capacitar a los conductores en temas relacionados con su quehacer diario y su relación con los demás elementos de la cadena, especialmente el manejo ideal del vehículo: velocidad, arranque, frenado y cambio de velocidades.
Igualmente se hace un llamado a identificar los vehículos que generan mayores emisiones contaminantes y programarlos para horarios de menor congestión; a la cooperación entre empresas del sector para hacer una programación conjunta y así generar una optimización de cargue y descargue, compartiendo espacios en rutas comunes.
El monitoreo del posicionamiento global de los vehículos para optimizar las rutas y el combustible también se considera como una posibilidad apta, que además permite evaluar la forma de conducción, lo que puede traducirse en un ahorro de combustible y de emisiones contaminantes.
Finalmente existen alternativas como usar rutas alternativas para la distribución de bienes y servicios; implementar estrategias de reparto en la “última milla” que usen sistemas eléctricos, bicicletas y otros de bajas emisiones para repartir carga; programar distribuciones en horas nocturnas, siempre y cuando sea seguro y factible; y evitar los hábitos como el ralentí (vehículo parado y motor encendido).
Si las compañías que componen el sector logístico, los dueños y conductores de vehículos, e incluso la misma ciudadanía empiezan a adoptar este tipo de estrategias voluntariamente, la reducción de emisiones contaminantes al ambiente sería un hecho.
Si bien se podrían ver algo complejas, adoptar cualquiera de las acciones antes mencionadas es poner un grano de arena. Una catedral se inicia con la primera piedra… así que hay que animarse a ponerla.
Por último, es importante resaltar que todas las acciones descritas se hacen más fáciles de implementar a través de las alianzas con diferentes actores de la cadena logística y las autoridades en la materia, como es el caso de la Alianza Logística Regional de Antioquia, donde, con la voluntad de diferentes sectores, se construyen alternativas y propuestas que permiten que las restricciones y medidas adoptadas por las autoridades en momentos de contingencia sean menos traumáticas para sus operaciones.