Bitrenes – VCC, ¿Qué esperar para Colombia?
Mencionar la implementación del transporte carretero en bitren, generalmente lleva a pensar en un sistema avanzado de países de primer mundo con gran estructura vial. Sin embargo, aquellos que hayan tenido la oportunidad de recorrer las carreteras del Valle del Cauca, Colombia, con seguridad se han encontrado con el tren cañero…
Por: Nelson Fernando Mariño y William David Aguirre
Grupo Decisiones Logísticas
Estos son una clase de vehículos prácticamente exclusivos del gremio de los ingenios de azúcar, que a simple vista parecieran ser vehículos tipo tractocamiones o tractomulas, como coloquialmente se conocen, y que cuentan no con un solo remolque, sino con dos, tres y hasta cinco.
De forma muy general y como primera idea, este es el fundamento detrás del concepto de bitren y el objetivo de este escrito será transmitir la importancia de su implementación, los requerimientos para los generadores de carga y el marco legal actual en el país.
El bitren hace parte del conjunto de vehículos combinados de carga (VCC), que de acuerdo con la prenormatividad colombiana, se define como: “Conjunto acoplado de dos (2) o más unidades vehiculares de carga que consisten en una unidad tractora que jalona remolques o semirremolques o una combinación de estos”.
Su importancia para el avance logístico en el país radica en que, para algunas rutas los generadores de carga y transportadores puedan generar ahorros a partir de la economía de escala que brinda la consolidación de carga entre nodos, dado que un VCC cuenta con la capacidad de dos o más tractocamiones, pero con un costo menor.
Adicionalmente, el país ha venido evolucionando en políticas públicas que ayudan a impulsar la entrada de estos vehículos, específicamente la “Revolución de la infraestructura”, que en la última década ha tenido un avance significativo en el desarrollo de carreteras primarias de doble calzada, permitiendo que el país día a día cuente con más sectores con las condiciones técnicas para el tránsito eficaz y seguro de estos vehículos.
De igual forma, este desarrollo de infraestructura plantea entre sus objetivos una reducción del costo de transporte del 20%, lo que necesariamente requiere del aumento de eficiencia que traen este tipo de vehículos, concretamente en la disminución de pesos por tonelada kilómetro ($/Ton km).
Por otra parte, el Plan Nacional de Desarrollo plantea la necesidad de impulsar la intermodalidad para alcanzar eficiencias en el transporte de carga, lo que implica que el modo carretero debe buscar cada vez más una especialización, y con la apertura y mejoramiento de nuevas vías es necesario visualizar un cambio en la flota en la que se prioricen algunos recorridos con VCC minimizando el uso de los tradicionales tractocamiones u otras categorías de vehículos de carga.
En materia de logística, es ampliamente conocido que el país aún cuenta con múltiples deficiencias. El Banco Mundial en la última publicación del Índice de Desarrollo Logístico (LPI), califica al país en la posición 58 a nivel mundial con un desempeño integral de 2.94/5 lo que representa un desempeño menor al 60%.
Es decir, una de las fuertes barreras logísticas del país radica en los altos costos del transporte, siendo este concepto uno de los más elevados en la cadena productiva. Si a esto le adicionamos que el transporte carretero podría tener una representación hasta el 90% entre los medios de carga (férreo, fluvial, aéreo, etc.) y que su representación en el PIB es cercana al 23%, la importancia que tiene la implementación del VCC va más allá de las personas y entidades asociadas directamente al transporte, pues impacta todos los actores de la economía: productores, sistema financiero, empresarios y consumidores.
Una figura interesante para evaluar corresponde a los generadores de carga/ productores, dado que en ellos converge la operación intensiva de transporte, tanto de recibo como de despacho y para que efectivamente se obtengan ahorros no solo basta con el cambio de flota, pues es necesario que la operación de los generadores se ajuste en procesos operativos como cargues, descargues, consolidación de carga, áreas de maniobra, manejo de proveedores, relación con clientes, etc.
En otras palabras, como se ha expuesto hasta el momento, los VCC tienen el potencial de reducir costos de la operación de transporte en algunos tramos, sin embargo, la materialización de los ahorros depende de la sincronización de todas las operaciones que directa o indirectamente están relacionadas al transporte.
A forma de ejemplo, supondremos una productora de latas para bebidas ubicada a las afueras de la ciudad de Bogotá, en donde su principal cliente es una compañía de bebidas ubicada a menos de 150 kilómetros por una vía doble calzada que diariamente consolida carga correspondiente a 9 vehículos tipo tractomula. Allí, toda la carga es paletizada y se utilizan equipos especializados en el descargue.
Es importante destacar que para el planteamiento de este caso se propone una vía de cuarta generación o 4G, pero esto no implica que sea la única, pues podría trasladarse el caso a vías como los actuales corredores viales ubicados en el Valle del Cauca, Eje Cafetero y la Costa Caribe.
Para el ejemplo se observa que el productor cuenta con el volumen suficiente para consolidar carga en un bitren; es más, al ser carga que ocupa el vehículo por volumen y no por peso, se puede pensar en un VCC de mayor dimensión que un bitren, como es el caso de los trenes cañeros.
Adicionalmente, la vía Zipaquirá – Briceño – Duitama que los conecta es de cuarta generación y cuenta con todo el potencial requerido para ser habilitada para el uso de vehículos de estas características.
Sin embargo, por parte de la planta es necesario generar acuerdos colaborativos con el cliente pues es claro que el cliente debe tener las facilidades de recibo y eventualmente más espacio de almacenamiento, ya que recibirá lotes de mayor tamaño con menos frecuencia. El área de operación y maniobra, así como los muelles para el cargue y descargue deben ser modificados pare permitir la dimensión de un VCC.
Mediante cálculos internos se estimó que en el costo de transporte, para un caso como el presentado anteriormente, aunque bien el costo fijo del vehículo contaría con un aumento del 14% y los gastos variables de un 10%, el ahorro total en costo de transporte al hacerlo en bitrenes respecto a hacerlos en tractocamiones, se encuentra entre un 27% y 38%, dependiendo la sensibilidad de las variables analizadas.
Este es tan solo un ejemplo ilustrativo, pero varios son los tipos de viajes que se podrían desarrollar con VCC. En este ejemplo la carga era liviana, pero son ampliamente documentadas las experiencias en Argentina para el transporte de cereales, Nueva Zelanda en madera y otras cargas en México, Canadá, Australia o Sudáfrica.
No es un tema de vías, las actuales permitirían flujos entre muchos puntos, inclusive en vías secundarias. Tampoco es un tema de su deterioro, ampliamente está demostrado en la literatura que no es el peso bruto la principal causa de deterioro; es el peso por eje y en ello, el peso por eje de un VCC es menor al de un tractocamión de 34 toneladas.
La regulación actual para la tipología de vehículos de carga en el país se encuentra consignada en la Resolución número 4100 de 2004, donde se define las dimensiones y pesos permitidos para estos vehículos por el Ministerio de transporte. Sin embargo, no se define que ningún tractocamión pueda circular con más de un semirremolque, tener una longitud mayor a 18.5 metros o transportar un peso bruto mayor a 52 Toneladas.
Es decir, que para la normatividad colombiana no se reconoce el bitren y en general los VCC como vehículos de carga, salvo algunos permisos especiales para el transporte de productos agrícolas y bienes de servicios otorgados por el Instituto Nacional de vías (Invías).
Dado que esta resolución está fundamentada en la Norma Técnica Colombiana NTC 4788, desarrollada por el Organismo Nacional de Normalización (Icontec), el primer paso para el desarrollo de la normatividad de los bitrenes y VCC debe ser la actualización de esta norma, razón por la cual desde el 2015 este organismo viene trabajando en las nuevas normas 4788-1 y 4788-2, por lo que en 2018 se publicó la Resolución 2546, la cual tenía como objetivo definir el marco para una prueba piloto de vehículos combinados de carga VCC o extra dimensionados en el territorio nacional.
Sin embargo, el piloto de VCC se estructuró de tal forma que los propietarios de los vehículos de carga, que en su amplia mayoría hacen parte del gremio de empresas privadas y personas independientes, deberían mostrar su interés en participar declarando, no solo una manifestación de interés sino también:
Acreditación de experiencia, alcance geográfico, cronograma detallado de actividades, descripción de tipología vehicular, análisis logístico, análisis de impacto de infraestructura, metodología de evaluación de aspectos técnicos, análisis, gestión de riesgo y señalización. Todo lo anterior en un plazo de 30 días, que expiraron rápidamente.
En la práctica, pocos tendrían listo el tráiler, la carga, de acuerdo con generadores y receptores, además de los otros requisitos para presentarse a un piloto luego de 30 días con resultado incierto.
Así que dejando de lado los incentivos que deberían ser otorgados a los propietarios de vehículos por su participación, muchas compañías que tienen una intención real de participar en este proceso no fueron notificadas y cuando se enteraron, el plazo de inscripción había vencido.
De igual forma, para un gran número de actividades que requieren de transporte de peso y no de volumen, este piloto debería haber contemplado el uso de “cabezotes”, como coloquialmente se les conoce, con especificaciones técnicas apropiadas como capacidad de freno, torque y sistemas de seguridad, que difieren de aquellas de los tradicionales tracto camiones.
Lo que conlleva a la siguiente pregunta: Si actualmente nadie puede asegurar la futura entrada en operación de los VCC en el país, ¿Quién estaría dispuesto a comprar este tipo de vehículo para ofrecerlo para el piloto?
Se determina la importancia de la implementación y operación de bitrenes y vehículos de tipo VCC en el país, principalmente porque estos aumentan la productividad de las operaciones de transporte, generando ahorros al consolidar carga aprovechando el desarrollo de infraestructura que tiene el país.
Adicionalmente, entre el plan nacional de desarrollo es fundamental disminuir el costo logístico y mejorar indicadores como el LPI. Sin embargo, la implementación de los VCC va más allá de su operación en carretera, pues cada caso tiene sus particularidades y para cada generador y receptor de carga se deben desarrollar esquemas de sincronización apropiados y renovación de infraestructura para lograr los logros de esta nueva clase de vehículos.